El tabaco afecta al sistema respiratorio, al circulatorio, al cardio-vascular y al sistema nervioso central, pero la influencia del tabaco en el sistema respiratorio es donde normalmente se hace más evidente el deterioro progresivamente causado.
Este sistema tiene como objetivo que llegue el suficiente oxígeno a nuestro cuerpo. Mediante nuestros pulmones inhalamos oxígeno para pasarlo a la sangre que lo transporta a todas las células del organismo. Estas células desechan dióxido de carbono que es devuelto mediante la sangre a los pulmones y exhalado al exterior. El oxígeno es una fuente de energía vital para el cuerpo que la consume y la convierte en Dióxido y la expulsa.
El sistema lo componen nariz, garganta, tráquea (laringe y faringe), 2 bronquios y 2 pulmones (formado por alveolos).
La influencia del tabaco en el sistema respiratorio es muy evidente ya que al fumar consumimos e inhalamos sustancias químicas que son llevadas por todo este circuito hasta la sangre. Las que más dañan al sistema respiratorio son la nicotina, el monóxido de carbono, el calor del humo y el alquitrán.
La decisión de dejar el tabaco es siempre bienvenida y es el sistema respiratorio el que primero te lo agradecerá devolviéndote parte de la vitalidad que creíamos perdida.